martes, 4 de marzo de 2008

LOS DEBATES

¿Por qué establecerían los entendidos un período tan largo de campaña electoral?

Se agotan los candidatos.

Se agotan los forofos -o fósforos, como dice Carlos Herrera- de unos y otros.

Nos agotamos los ciudadanos que no somos forofos de nadie, -aunque cada cual tenga sus preferencias personales por algún partido-, nos machacan y terminamos hasta la coronilla de los embustes, exageraciones e inventos de unos y otros.

Si tenemos un poco de memoria -no mucha- podemos recordar que cada cuatro años nos dicen las mismas cosas; las mismas patrañas; los mismos embustes, eso sí, actualizados como el IPC de las rentas, debido a las nuevas tecnologías; las mismas exageraciones; el mismo autobombo...

¿No se cansan estos señores de decir lo mismo en León, en Teruel o en Cádiz, por ejemplo?

Y lo lamentable de esto es que hay muchísima gente que se cree todo lo que dicen. Intervine en un caso de una chica de Morón de la Frontera que trabajaba en Málaga y que en un mítin que dio don Felipe González en Morón dijo que si ganaba las elecciones al otro día habría fábricas en Morón. Ganó Felipe y aquella chica dijo al día siguiente que se iba a Morón a trabajar en las fábricas. Le pregunté "qué fábricas" y me respondió "las que ha dicho Felipe". Le aclaré: "Pero, mujer, habrá que construirlas primero, ¿no?". Y me dijo "Felipe ha dicho que al día siguiente habría fábricas y yo me voy a trabajar a mi pueblo". Se fue y, claro, le pasó como a Santo Tomás, que hasta que metió el dedo en la yaga no creyó. Aquí fue al revés. Lógicamente no había fábricas. Al mes quiso regresar a trabajar de nuevo a Málaga pero su puesto de trabajo ya estaba ocupado. Y me dijo: "Era mentira". Yo le respondí: "Te lo dije y no me creíste". "¡Es que Felipe lo dijo!" Pobre ingenua. ¡Bienaventurados los que creen en las promesas de los políticos porque pronto quedarán decepcionados!

Por ejemplo, el señor Zapatero dijo anoche no sé cuántas cosas relacionadas con la educación, con los ordenadores en los colegios, con el respeto a los profesores, etc. y yo he tenido la curiosidad de indagar en un colegio y nada de lo que dijo se ajusta a la realidad. Estoy convencido de que dentro de cuatro años volverán a decir que en los colegios habrá un ordenador por cada dos niños y mucha gente se lo creerá. Tal vez lo haya en el colegio designado para la propaganda, pero nada más. Con cierta frecuencia leemos que hay colegios con goteras y-no-pa-sa-na-da. Concretamente en uno de una población cercana a Málaga las obras de remodelación comenzaron en el mes de septiembre coincidiendo con el comienzo del curso escolar, en lugar de haberlas hecho en el verano cuando los niños están de vacaciones. (¡Lógica política!) Algunos padres protestando en la puerta del centro y a otra cosa mariposa.

Y después del debate, las opiniones o las encuestas. Pero hombre, ¿a quién se puede engañar a estas alturas de la película, con esto de las encuestas? Si se llama a un barrio determinado el resultado será de una forma y si se llama a otro será diferente. Cada votante lo ve a su manera. Cada votante responde lo que le sale de las narices aunque no sea lo que vaya a votar. (¡El voto es secreto!) Para el votante del PP siempre será el ganador el representante de su partido; y para el votante del PSOE será al revés, siempre ganará el suyo. Esto ha sido, es y será así y no creo que esto cambie jamás en ningún país del mundo.

Veamos lo que dice la prensa: los periódicos afines al PSOE dan ganador al señor Zapatero; los periódicos simpatizantes con el PP dan al señor Rajoy.

En el diario Expansión-Internet de hoy -que no sé con quien simpatizará- hay una encuesta que pregunta "¿quién cree usted que ganó las elecciones, Zapatero, Rajoy, ninguno? La victoria del señor Rajoy es abrumadora pero tengo la seguridad de que en otros periódicos digitales será diferente.

¿Que cual es mi opinión sobre el ganador?

Muy sencillo, hombre. El día nueve por la noche se la daré... con seguridad. Estas cosas siempre hay que darlas a toro pasado que es la única forma de no equivocarse.

¡Ah! Esta es mi opinión y, lógicamente, puedo estar equivocado. ¡Faltaría más!