PAGAR POR RECIBIR LLAMADAS EN EL MÓVIL

He leído por ahí algo que me ha puesto los pelos de punta (los pocos que me quedan). La mosntruosidad de que nos cobren por recibir llamadas en el móvil, por acuerdo de algún Organismo de la Comunidad Europea.
Vamos a ver. ¿Estamos locos, o qué? ¿O es que cuando cobramos sueldos astronómicos se nos olvida que los demás mortales cobran sueldos mileuristas?
Ya está bien que paguemos en contra de nuestra voluntad el montón de cosas que nos cuestan dinero sin realizar actos voluntarios de algún tipo y sin recibir ningún tipo de beneficios; y pongo por ejemplo la cantidad de propaganda basura que recibimos a diario en los faxes anunciando desde auriculares hasta depósitos de agua de calidad inmejorables. Cada vez que se recibe un fax de esos te cuesta un folio de papel blanca y el corresponiente trozo de papel carbón de imprimir, o el chorro de tinta. Con el precio de estos rollos negros, o cartuchos de tinta, y los folios blancos, cada propaganda, que no sirve para nada y sí solo para arrugar el papel y tirarlo a la papelera, nos cuesta cada fax unos céntimos, no sé cuantos, pero al cabo del mes, con más de 150 faxes de propaganda, suponen algunos euros.
He puesto un ejemplo.
Imagínense cuando tengamos que pagar por recibir llamadas. Voy a pensar mal. ¿Y si las empresas de teléfonos ponen a un empleado a hacer llamadas estúpidas o de propaganda a todos los teléfonos móviles del mundo o de Europa que es, al parecer, donde se ha planteado la cuestión? ¿Cuántos millones de euros puede suponen eso al cabo de un año? ¿Por qué regla de tres debemos pagar las llamadas que a otros desconocidos se les ocurra hacerme sin contar con nuestra autorización? Si nos llama alguien de nuestro entorno nos aguantaríamos, pero ¿por qué hemos de pagar por llamadas no deseadas?
Esto me parece una canallada.
La gente que aprueba estas cosas, todos chupando de la UE, tienen móviles que paga la Orgnización -en definitiva nosotros mismos con nuestros impuestos- y a ellos les importa un pimientoque se pague por esto o aquello; y cuando salen y se ven obligados a pagar de su bolsillo lo que ellos mismos impusieron, o no les importa porque vuelven forrados, o ya es demasiado tarde para enmendar.
Lo voy a poner aún peor. Imagínense que alguien quiere arruinar a otro y se pasa el día haciéndole llamadas para que el receptor pague. A él también le costará pero hay un refrán que dice que alguno se quedaría ciego con tal de que el otro se quede tuerto.
Llego a la conclusión de que los ciudadanos no se merecen los gobernantes que desgraciamente tienen. No pueden ser peores. Son malos, por ineptos y por instintos.
¡Y sálvese quien pueda!